Nuevas de Gran Gozo




Cuando el Ángel mensajero hizo el anuncio a los pastores acerca del nacimiento del niño Jesús, les dijo: “No tengan miedo. He aquí os doy nuevas de gran gozo”, Lucas 2:10

Después que  los pastores recibieron las palabras del ángel, de inmediato corrieron presurosos a la ciudad de Belén.  Siguiendo las instrucciones del ángel, buscaron al niño y lo encontraron junto a sus padres, en un pesebre.  Ellos se regocijaron en gran manera al verlo.  Y a partir de este hecho, por todas partes se divulgaron esas  buenas nuevas de gran gozo.

Actualmente en el mundo constantemente oímos nuevas de diversa índole.  Los medios electrónicos de comunicación han hecho posible el milagro de informar a nivel mundial y, prácticamente, en el instante mismo en que ocurren los eventos, millones de personas se informan de ellos, en cualquier parte del planeta.  Pero ¿Qué es lo que oímos y vemos? En su mayoría las noticias no son nuevas de gran gozo, sino de grande tristeza  y  desolación, de desesperanza.  Por la televisión, la radio - y en los periódicos y revistas - todos los días nos informamos de asaltos sangrientos, invasiones de hombres armados en territorio ajeno, crímenes y robos espeluznantes, raptos, incendios, golpes de estado, amenaza de guerra, catástrofes,  etc.

La noticia que trajeron los ángeles a los humildes pastores, sí fueron y siguen siendo “nuevas de gran gozo”: la mejor esperanza siempre nos viene de Dios. El nacimiento de Jesús  fue el mayor milagro. Y fue el cumplimiento de la promesa de Dios al hombre (varón y mujer).  Ese nacimiento fue la expresión grande del amor de Dios en la persona de su Hijo.  Fueron nuevas de gran gozo también, porque presentaba al hombre la oportunidad de disfrutar de una paz verdadera y eterna, la Vida Plena. Esta vida ha sido dada para que el hombre la viva como experiencia personal y  la comparta con otros y otras como expresión del reino de Dios  La buena noticia es noticia de salvación plena.



El nacimiento de Jesús abrió el camino, marcó el inicio para que los seres humanos participen de la gracia de Dios, se encuentren consigo mismos y se desarrollen como personas libres y plenas. Lo que la ley, la religión y el esfuerzo humano jamás pudieron proporcionar a los hombres, es un don de libre gracia en Jesucristo: El camino, la verdad y la vida. El hombre pleno que nos llama a vivir la plenitud, “la humanidad perfecta que se conforma a la estatura de Cristo” (Ef. 4,13).

Muchos celebran la navidad pero sin el gozo de la Navidad, porque al fin de cuentas, la verdadera Navidad es que Cristo sea recibido en nuestros corazones. ¿Ya nació en el tuyo? Estas si son Nuevas de Gran Gozo.

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